6 de agosto de 2012

Libertad Morán: Nadie dijo que fuera fácil


Descubrí a Libertad Morán, literariamente hablando, en una conocida web de libros digitales en formato epub. Allí encontré, entre las recomendaciones de la página principal, el segundo libro de la trilogía de Ruth Mujeres estupendas, y me lo descargué por curiosidad junto con otros libros recomendados. No tenía ni idea de lo que iba a encontrarme cuando comencé a leerlo, no conocía a la autora, nunca había oído hablar de ella ni tenía indicios de su trayectoria profesional ni de su personalidad. Rápidamente quedé atrapada en la historia de Ruth, Sara y su grupo de amigas, sus andanzas por el barrio de Chueca y su manera desesperanzada de ver la vida.

Leí después el resto de libros de la trilogía, y también la primera novela que la escritora había publicado, Llévame a casa, que fue finalista del premio Odisea de Literatura en el año 2003. Todo ello en una semana escasa. Son historias tan frescas y absorbentes que cuando empiezas no puedes parar de leer. Estilo directo, lenguaje fluido, vocabulario sencillo, diálogos abundantes y cierto toque de humor son algunas de sus características.

Libertad Morán es uno de los pocos casos de escritora precoz. Comenzó a escribir a los 12 años, su primera novela la terminó a los 15, y a los 24 publicó Llévame a casa. A partir de ahí, y en pocos años, escribió y publicó las tres siguientes, su creatividad parecía no tener fin, hasta que de repente, y de eso hace ya unos cuantos años, sufrió ese bloqueo que padecen todos los escritores alguna vez en su vida y perdimos su pista.


Ahora nos llega esta última novela, Nadie dijo que fuera fácil, que en realidad es la primera que escribió, cuando tenía 15 años, y que aún estaba sin publicar. Se puede comprar en Amazón por el módico precio de 2,68€. Aunque está entre los productos Kindle, no es necesario tener un Kindle para leer la novela, desde Amazon puedes descargarte gratis un programa que te permite leerla desde cualquier ordenador.

Nos advertía Libertad a través de su cuenta de twitter que esta novela era muy distinta a todas las anteriores, que nos iba a sorprender. No pensaba que fuera para tanto, pero es cierto, me sorprendió, y no sólo por lo diferente que es a las otras.

Nicole, el personaje central de la obra, es una adolescente inconformista, rebelde, que no comprende el mundo que la rodea de la misma forma que siente que el mundo no la entiende a ella. Su vida es difícil, su situación familiar complicada, sus relaciones decepcionante, sus experiencias la hacen sentirse sola y desengañada con todos y con ella misma. Querría ser como los demás quieren que sea, pero no puede. Inadaptada, cae en una espiral autodestructiva de drogas, alcohol y sexo que intenta controlar infructuosamente.

Lo explica muy bien Carlos G. García en el prólogo. “Los tiempos que vivimos son difíciles y el desencanto se ha transformado en un estilo de vida. Lo sabemos muy bien, aunque nos guste hacernos los tontos. Lo único que diferencia a Nicole de nosotros es su inconformismo, su incapacidad para adaptarse al medio, para apreciar ese mundo color de rosa y edulcorado que se nos vende desde muy distintos frentes. Ella tiene la valentía de poner de manifiesto su sufrimiento, el dolor que se desprende de lo que vive”.

Se nota en “Nadie dijo que fuera fácil” las influencias de las lecturas de la escritora en aquella época. En mis años jóvenes, un par de décadas antes, yo también frecuentaba esas mismas lecturas, así que, de alguna manera, las sensaciones que he sentido leyendo este libro me han resultado familiares. La desazón que te dejan los personajes con impulsos autodestructivos de William Burroughs, la envidia y la rabia que te provocan la libertad y egocentrismo de la June Mansfield de los diarios de Anais Nin, o, salvando las distancias, la inquietud y el horror que te producen los atormentados y vengativos personajes de las novelas de Boris Vian, aunque no me consta que este escritor haya estado en algún momento entre los favoritos de Libertad Morán.

Son muchos los elementos e influencias reconocibles en esta novela. Y sin embargo es diferente a todas sus referencias, muestra un estilo propio y reconocido, el estilo de Libertad Morán. Dice la autora que tiene cierta candidez e ingenuidad, y es cierto, no puede ser de otra manera habiendo sido escrita a una edad tan temprana. Aún así, ya están presentes algunas de las características que aparecen en sus novelas posteriores. Por ejemplo, una que me llama la atención, que no hay descripciones físicas ni psicológicas de los personajes, los vamos conociendo a medida que actúan o dialogan, o a través de las frases que sueltan, algunas de ellas muy brillantes.

La lectura de “Nadie dijo que fuera fácil” es muy sencilla, ágil y con ritmo. Te metes en la piel del personaje desde el principio, te ves empatizando con Nicole, buscando con ella valores auténticos en un mundo degradado, a pesar de que es un mundo lejano, situado en Nueva Jersey. Es muy recomendable.

Me une a Libertad Morán una cierta amistad tuitera. Pero no es esta relación, ni el cariño que le profeso los que me hacen alabar su obra, no. Muy al contrario, ésto me hace ser más crítica. Espero que Libertad supere el momento actual de bloqueo y vuelva a deleitarnos con una nueva novela, que trate de la historia de su vida, como suele bromear a menudo, o de vidas ajenas, da igual. Cuando la inspiración vuelva y encuentre una editorial que no le haga la vida imposible, como la anterior, podrá seguir trabajando para ser lo que ya apunta, una de las mejores escritoras españolas de la actualidad.

Mientras tanto, publicar sus novelas antiguas ha sido una muy buena idea. Por una parte, tenemos la oportunidad de conocerlas y nos quita el mono, y por otra parte nos vuelve a demostrar que Libertad no se rinde y sigue siendo una guerrera.

2 comentarios:

  1. lo leere en cuanto pueda , gracias guapa , besitos

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  2. según tu opinión merece la pena leerlo, y el precio está muy bien.

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