27 de marzo de 2020

Reflexiones desde mi balcón


Durante este confinamiento mis días comienzan y terminan en el balcón. Son los mejores momentos del día. A primera hora de la mañana me siento a tomar el sol, absorbiendo la preciada vitamina D tan necesaria para mantener el ánimo, relajada escuchando música, o leyendo. Al atardecer, cumplo con la cita colectiva diaria, saliendo a las 20h a aplaudir al personal sanitario que cuida de nosotras exponiendo sus vidas. Aunque, en mi caso, ya no sé bien a qué o a quien aplaudo, es un ritual que sigo desde el principio, me gusta y no me cansa.

Mi calle es muy tranquila, pero observo con alegría que cada día somos más, me produce satisfacción cuando veo aparecer en los balcones a gente que no conocía, vecinos y vecinas que, como yo, estaban encerrados y concentrados en sus vidas y que ahora le han puesto cara a esas terrazas antes vacías. Empezamos con mucha timidez, pero cada día que pasa nos vamos soltando, nos saludamos, nos sonreímos, y con las que tenemos más confianza, nos enviamos abrazos simbólicos.

Nos dicen, y nos repiten con insistencia, que si resistimos juntas saldremos más fuertes de esta crisis. Pero yo lo que escucho y veo diariamente son mensajes agresivos, de ataques movidos por intereses políticos, dirigidos a dividirnos. A mi los que más me duelen son los que se producen dentro del movimiento feminista.

Y lo que de verdad creo es que la crisis que nos espera será mucho peor que la del 2008, y que cuando salgamos de ésta habremos dejado a mucha gente en el camino, sobre todo en las comunidades en las que interesa más la economía que las personas. Seremos más pobres que antes, y esta crisis la pagaremos los de siempre. Ahora mismo ya ni ganas tengo de pensar, y mucho menos de reflexionar o intentar comprender lo que está pasando.

Así es como te sueño

ASÍ ES COMO TE SUEÑO

Así es como yo te sueño 
cada noche entre las sábanas, 
la puerta del cuarto entreabierta 
apagada la luz de la lámpara, 
el corazón encogido en el pecho 
y una canción retumbándome en las entrañas. 

Siento un temblor en el cuerpo 
y un ardor en el centro del alma 
¿Cómo es posible que pueda quererte? 
me pregunto a mi misma admirada. 
¡Si este amor es imposible 
y con esto no gano nada!

                                             jc