1 de julio de 2021

Historias trágicas de la clase de sexto A del Pau Casals de Sant Joan Despí de 1997

 


En estas últimas semanas he estado pensando mucho en esa clase de 6ºA del colegio Pau Casals de Sant Joan Despí del año 1997. Mi hijo formaba parte de aquella clase, y claro, toda la familia vivimos aquellos acontecimientos de forma muy cercana y traumática. Mi hijo quedaba cada mañana para ir al colegio junto a una compañera, Ana Belén, que se quedaba en la casa de su tía, que vivía justo detrás de nuestra vivienda.

Por entonces yo sí que me preguntaba cosas, como por qué esta niña no dormía en su casa, pero las respuestas infantiles que me daba mi hijo me parecían correctas, me convencían. Estaba demasiado centrada en mi carrera profesional y vivía en los mundos de Yupi.

De repente un día todo cambió, Ana Belén no sólo dejó de presentarse a las citas de las mañanas sino que además interrumpió su asistencia al colegio. Yo preguntaba, y mi hijo contaba historias alucinantes relacionadas con viajes y ausencias obligadas que una mente adulta no se podía creer. Por entonces la prensa no informaba de casos de violencia machista, como mucho unas notas breves en la sección de sucesos. Crímenes pasionales, los llamaban. 

Aunque los medios no informaron, nunca lo hacían para evitar un supuesto efecto llamada, el boca a boca sí que funcionó. La familia de Ana Belén, su tía, su abuela y el resto, vivieron un auténtico infierno. Todavía a día de hoy no lo han superado. El alumnado de la clase de 6ºA, que antes de aquellos hechos sólo estaba preocupado por cuestiones académicas, como que se acercaba fin de curso y tendrían que abandonar la escuela y buscar un instituto siguiendo las pautas de una ley de educación de implantación muy reciente, vivió todos aquellos días con mucha inquietud. Que el padre de una compañera hubiera matado con tanta violencia a la madre, era perturbador. Vinieron después días muy angustiosos en los que tanto desde la AMPA del Pau como desde la entidad de mujeres Montserrat Roig, se estuvo haciendo acompañamiento a la familia, dentro de nuestras posibilidades.

Para mi todos estos acontecimientos fueron también muy traumáticos, me hicieron tomar conciencia de lo que es la violencia machista, y me empujaron a implicarme unos años después en la lucha para erradicarla.